Durante muchos años los gobernantes de los distintos países han considerado que podían resolver los desajustes de la escuela cambiando leyes, reglamentos y programas varios. Se daba por sentado que se podía obligar a la escuela a ser "mejor" mejorando sus programas, libros de texto, programas, sistemas de evaluación, añadiendo nuevas disciplinas, etc. Y así hasta el día de hoy, cuando algunos creen que pueden salvar a la escuela con las nuevas tecnologías (eso que me lo digan a mí). Pero este planteamiento jamás a funcionado y sigue sin funcionar. La solución a dicho problema es bien sencilla: la escuela será mejor cuando sus docentes sean buenos maestros. Un buen maestro no podrá evitar hacer una buena escuela por más malas que sean las leyes y un mal maestro no podrá ahcer una buena escuela por más buenas que sean las leyes. Con todo, a lo largo de los últimos años de frenéticas reformas escolares, no se ha hecho prácticamente nada para mejorar la formación de los docentes.
Francesco Tomci
El profesorado de aquí a cien años. Jugando con el tiempo
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